Hay dos tipos de personas en este mundo, las buenas y las malas. Las buenas duermen mejor, pero las malas parecen disfrutar mucho más las horas en que están despiertas.
El respeto mutuo implica la discreción y la reserva hasta en la ternura, y el cuidado de salvaguardar la mayor parte posible de libertad de aquellos con quienes se convive.
La vida es un aprendizaje de renunciamiento progresivo, de continua limitación de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestra fuerza, de nuestra libertad.