Yo antes creía que el corazón uno lo dirigía hacia aquí o hacia allá, según uno lo quisiera, y que podría ser manejado a capricho. Pero ahora sé que no, que ni siquiera es de uno.
En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.