Es falso, lo sé por mí mismo, que el amor ciegue. Al contrario: hace perceptible lo que, sin él, no llegaría a la existencia y que, sin embargo, es lo más real en este mundo: el dolor de la persona que amamos.
El deseo físico brutal es fácil. Pero el deseo al mismo tiempo que la ternura requiere tiempo. Es preciso atravesar toda la región del amor antes de encontrar la llama del deseo.
Pensaba que este mundo sin amor es un mundo muerto, y que llega un momento en que se cansa uno de la prisión, del trabajo y del valor, y no exige más que el rostro de un ser y el hechizo de la ternura en el corazón.