Estamos en la tierra para ayudar a otros: para qué están los otros en la tierra no lo sé.
Las palabras de un hombre muerto se modifican en las entrañas de los vivientes.
El mal es vulgar y siempre humano, y duerme en nuestra cama y come en nuestra mesa.
El asesinato es lo único que elimina a la persona que hiere, de modo que la sociedad debe ocupar el lugar de la víctima y exigir en su nombre la expiación o conceder el perdón.
Un poeta es, ante todo, una persona apasionadamente enamorada del lenguaje.
Guardad la luna y desmontad el sol, vaciad el océano y barred los bosques; porque ya nada puede servir para nada.