La aceptación de la opresión por parte del oprimido acaba por ser complicidad; la cobardía es un consentimiento; existe solidaridad y participación vergonzosa entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo deja hacer.
El ojo ve bien a Dios solamente a través de las lágrimas.
A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad.
Una fe: he aquí lo más necesario al hombre. Desgraciado el que no cree en nada.
El infortunio, el aislamiento, el abandono y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes.
El pudor es la epidermis del alma.
El que niega el progreso es un impío; el que niega el progreso niega la providencia, pues providencia y progreso son la misma cosa, y el progreso no es más que uno de los nombres humanos del Dios Eterno.
Salvar la civilización es salvar la vida de un pueblo.
La instrucción primaria obligatoria es el derecho del niño.