Los momentos más felices que mi corazón conoce son aquellos en que derrama su afecto sobre unas cuantas personas estimadas.
Estoy a favor de un gobierno que sea vigorosamente frugal y sencillo.
El más feliz es aquel de quien el mundo habla lo menos posible, sea en bien o sea en mal.
A dónde podrá ir el que hasta aquí llegó, si más allá sólo fueron los muertos.
El hombre que no teme a las verdades, nada debe temer a las mentiras.
Indudablemente nadie se ocupa de quien no se ocupa de nadie.
No hay talento más valioso que el de no usar dos palabras cuando basta una.
Una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de combatirla.
Nunca he podido concebir cómo un ser racional podría perseguir la felicidad ejerciendo el poder sobre otros.