Nacer es solamente comenzar a morir.
El verdadero paraíso no esta en el cielo, sino en la boca de la mujer amada.
Una de las glorias de la civilización sería el haber mejorado la suerte de los animales.
Ama a una nube, ama a una mujer, pero ama.
El azar es el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar.
Genio es aquel que, en todo instante, sabe plasmar en hechos sus pensamientos.
Para reducir lo infinito a lo finito, lo inasequible a lo humanamente real, no hay más que un camino: la concentración.
Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular.