Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.
Con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexos es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio.
Para un amante ya no hay amigos.
Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente.
Tener el carácter firme es tener una larga y sólida experiencia de los desengaños y desgracias de la vida.
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera.
El hombre que no ha amado apasionadamente ignora la mitad más hermosa de su vida.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.