Las democracias suelen ser más tranquilas y están menos expuestas a la sedición que el régimen gobernado por una estirpe de nobles.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.
En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar.
El requisito del éxito es la prontitud en las decisiones.
La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.