El requisito del éxito es la prontitud en las decisiones.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.
En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar.
La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.