La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén.
Toma problemas prestados, si te lo dicta tu naturaleza, pero no los prestes a tus vecinos.
Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé; sus nombres son cómo, cuándo, dónde, qué, quién y por qué.
Si encomiendas a un hombre más de lo que puede hacer, lo hará. Si solamente le encomiendas lo que puede hacer, no hará nada.
Se aprende más por lo que la gente habla entre sí o por lo que se sobrentiende, que planteándose preguntas.
Siempre me he inclinado a pensar bien de todo el mundo; evita muchos problemas.
Los peores embusteros son nuestros propios temores.
Las palabras son la más potente droga utilizada por la humanidad.