El exceso de severidad produce odio, como el exceso de indulgencia debilita la autoridad.
Creer que un enemigo débil no puede dañarnos, es creer que una chispa no puede incendiar el bosque.
Teme a quien te teme, aunque él sea una mosca y tú un elefante.
Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia.