Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.
Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá.
Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
A veces, el silencio es la peor mentira.
El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.
Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad.
Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende.
La opinión de toda una multitud es siempre más creíble que la de una minoría.