Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca perder la infinita esperanza.
Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.
Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.
Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada más rápido que un favor.
La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve.
Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual.
Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien.
Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.
Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.
La injusticia, allí donde se halle, es una amenaza para la Justicia en su conjunto.