La claridad es el barniz de los maestros.
El arte de agradar es el arte de engañar.
Si bien es cierto que las alegrías son cortas, tampoco nuestros pesares son muy largos.
Los grandes pensamientos nacen con el corazón.
No es verdad que se haya hecho fortuna cuando no se sabe disfrutar de ella.
Pasión más viva que la amistad es el odio.
La señal infalible de un mal reinado es el exceso de elogios dirigidos al monarca.
Quien todo sabe sufrir, a todo puede atreverse.
Para lograr grandes cosas, debemos vivir como si nunca fuéramos a morir.