No confundas la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido.
Aquel que dice cuanto piensa, piensa muy poco lo que dice.
Sólo es pobre aquel que siempre desea más.
Dios es tal, que todo lo que el hizo, comparado con él, es como si no existiese.
Olvida que has dado para recordar lo recibido.
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