Bajo la máscara de la temeridad se ocultan grandes temores.
Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.
El crimen hace iguales a todos los contaminados por él.
Y rara vez la suerte en su vaivenes conforma las edades con los bienes.
Huye guerras, que es menos sentimiento padecer su terror que su escarmiento.
Que entre lisonjas que a la dicha aclaman el feliz no averigua si le aman.
De la fortuna aprenda el sabio dónde alcanza el favor, dónde el agravio.
Las espadas han sido concedidas para que ninguno sea esclavo.