Nunca aconsejéis a un hombre que desconfíe de una mujer con la que ya esté casado. Es demasiado tarde para él.
El matrimonio es al amor lo que el vinagre al vino. El tiempo hace que pierda su primer sabor.
Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.
Ciertamente, es agradable ver estampado el propio nombre; un libro es siempre un libro, aunque no contenga nada.
El amor encontrará su camino, incluso a través de lugares donde ni los lobos se atreverían a entrar.
Es fácil morir por una mujer; lo difícil es vivir con ella.
La experiencia es el primero de los filósofos, pero el más doloroso cuando hemos llegado a conocer bien su ciencia.
El mismo placer es un moralista mucho más severo que toda la sabiduría de los sabios.
El odio es la demencia del corazón.