¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión?
Vení a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.
En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.
Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a vivir.
Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha.
Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.
¿Qué quieres? El amor pide calle, pide viento, no sabe morir en la soledad.
Hacés mal en ilusionarte, yo estoy lejos de todo. Tan lejos que me da asco.
Después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.
Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos...