Dios ha creado al hombre como una animal sociable, con la inclinación y bajo la necesidad de convivir con los seres de su propia especie, y le ha dotado, además, de lenguaje, para que sea el gran instrumento y lazo común de la sociedad.
Ningún conocimiento humano puede ir más allá de su experiencia.
La noción que a través de los sentidos adquirimos de las cosas exteriores, aunque no sea tan cierta como nuestro conocimiento intuitivo, merece el nombre de conocimiento.
Cada uno es ortodoxo con respecto a sí mismo.
La única defensa contra el mundo es un conocimiento perfecto de él.
El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en producir en el alumno amor y estima por el conocimiento.
La lectura proporciona a la mente sólo materiales de conocimiento; es pensar lo que hace que lo que leemos sea nuestro.
Amar la verdad por amor a la verdad es la parte principal de la perfección humana en este mundo, y la semilla principal de todas las otras virtudes.
La lectura le proporciona a la mente un importante material de conocimiento. Y le permite pensar en cómo hacer para que lo que leamos se convierta en algo nuestro.