La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.
Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo; todo hombre es un fragmento del continente, una parte de un conjunto.
Pueden amar los pobres, los locos y hasta los falsos, pero no los hombres ocupados.
El mar es tan profundo en la calma como en la tempestad.
Sé tu propio palacio o el mundo será tu prisión.