La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.
Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención.
La felicidad en el matrimonio depende enteramente de la suerte.
Nadie se queja de tener lo que no se merece.
No quiero que la gente sea muy agradable, pues así me ahorran la molestia de que me tengan que gustar demasiado.
No me importa caminar. No hay distancias cuando se tiene un motivo.
La vanidad y el orgullo son cosas muy diversas, aunque a menudo se tomen como sinónimas ambas palabras. Una persona puede ser orgullosa sin ser vana. El orgullo se refiere más a nuestra opinión sobre nosotros mismos; la vanidad, a lo que los demás hayan de pensar de nosotros.
Los impulsos del sentimiento debe guiarlos la razón.