La vida no es siempre una cuestión de tener buenas cartas, sino, a veces, de jugar bien una mala mano.
Yo no vivo de lo que el mundo piensa de mí, sino de lo que yo pienso de mí mismo.
Ser capaz de olvidar es la base de la cordura. Recordar incesantemente conduce a la obsesión y a la locura.
Poder olvidar significa cordura.