Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se haya escrito.
Las armas son instrumentos para matar y los Gobiernos permiten que la gente las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a alguien.
Quiero saberlo todo. Y siempre me encuentro como antes, triste como la vida y resignado como la sabiduría.
Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras.
El amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga.
Hay quien tiene el deseo de amar, pero no la capacidad de amar.
Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar.
La ira es como el fuego; no se puede apagar sino al primer chispazo. Después es tarde.
El amor no es capaz de ver los lados malos de un ser; el odio no es capaz de ver los lados buenos.