Pero el alma humana sólo vive, de su incesante esfuerzo, por marcarse en todo, como sello imperial.
Renunciar a mi pasión es como desgarrar con mis uñas una parte viva de mi corazón.
Todo hombre alimenta un secreto sueño, que no es la bondad ni el amor, sino un desenfrenado deseo de placer y egoísmo.
¿Quien ha dicho que la vida es un sueño? La vida es un juego.
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