La adulación, bajeza del que adula; engaño del adulado y aún bajeza de los dos; porque su bajeza muestra el que gusta de su adulación, que no se fía en el valor de sus méritos.
Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.
El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.