El verdadero ejercicio intelectual no consiste en seguir modas, sino en encararse con las dificultades de la propia época.
Nada debe turbar la ecuanimidad del ánimo; hasta nuestra pasión, hasta nuestros arrebatos deben ser medidos y ponderados.
La patria del escritor es su lengua.
La incompetencia es tanto más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente.