La buena vida consiste en amar y hacerse amar suficiente.
Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte.
Ama si quieres influir.
El arte es una pausa, un encuentro de sensibilidades.
La poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata, la hace presente y luego la regresa a su eternidad.
Allí está el fastuoso escenario de la vida para los que saben mirar un poco.
El artista es siempre un perseguidor de la belleza.
Es un arte saber ceder en lo trivial.