Hay dos cosas que siempre hacen hablar: el coraje y la vanidad.
El secreto de poner en ridículo a las personas reside en conceder talento a aquellos que no lo tienen.
Yo amo a los hombres no porque son hombres, sino porque no son mujeres.
Los hombres siempre desaprueban lo que no son capaces de hacer.
La más pequeña mosca irrita al león más terrible.