La gente, en general, soporta mucho mejor que se hable de sus vicios y crímenes, que de sus fracasos y debilidades.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.
Lo que es digno de hacerse, es digno de que se haga bien.
El hombre odia a quien le hace sentir su propia inferioridad.
Lo único que quiero para mi entierro es no ser enterrado vivo.
La vejez no mejora el corazón: lo endurece.
El estilo es el ropaje del pensamiento; y un pensamiento bien vestido, como un hombre bien vestido, se presenta mejor.
En la vejez la ciencia es para nosotros un cómodo refugio; y si no la plantamos de jóvenes, no nos dará sombra cuando seremos viejos.
Tratar a los demás como uno quisiera ser tratado es el medio más seguro de agradar que yo conozco.
Si no plantamos el árbol de la sabiduría cuando jóvenes, no podrá prestarnos su sombra en la vejez.