No deja de ser humillante para una persona de ingenio, saber que no hay tonto que no le pueda enseñar algo.
Como el miedo es el mayor suplicio de los tiranos, el crimen más irremisible a sus ojos, es hacerles sentir miedo.
Una de las mayores pruebas de mediocridad es no acertar a reconocer la superioridad de otros.