Yo antes creía que el corazón uno lo dirigía hacia aquí o hacia allá, según uno lo quisiera, y que podría ser manejado a capricho. Pero ahora sé que no, que ni siquiera es de uno.
Conservé intacto en la memoria el medio en que vivía. La atmósfera en que se desarrolló mi infancia, el aire, la luz, el color del cielo, el sabor de la tierra, eso yo mantuve. Lo que la memoria me devuelve son esas sensaciones.